jueves, 27 de agosto de 2009

Manual de Gerencia Publica

UNIVERSIDAD DE LOS LAGOS
CAMPUS CHINQUIHUE
DEPARTAMENTO GOBIERNO Y EMPRESA
ESCUELA DE CIENCIAS POLÍTICAS Y ADMINISTRATIVAS
CÁTEDRA DE GERENCIA PÚBLICA




GERENCIA PÚBLICA:

LA DIMENSIÓN POLÍTICA






FERNANDO DUQUE
Septiembre, 2004







PARTE I

TEORÍA Y METODOLOGIA




INTRODUCCION


Este manual de Gerencia Pública titulado “Gerencia Pública: La Dimensión Política” trata de discutir y analizar un aspecto poco estudiado de la disciplina. Este tema ignorado es el aspecto politológico. Por lo general, los cursos y textos de Gerencia Pública no cubren este vital e importantísimo tema de estudio, y ello naturalmente representa un problema importante en la enseñanza de la disciplina. El hecho que la politología no se trate adecuadamente en la literatura, crea un gran vacío en el análisis académico de este importante tópico. No basta que los gerentes públicos tengan los conocimientos, capacidades y valores técnicos que constituyen el arte y ciencia de la administración del Estado. Ello es inmensamente necesario, pero no es suficiente. Es preciso además, tener también los conocimientos, capacidades y valores que entrega la ciencia política. En otras palabras, los gerentes públicos deben ser expertos en el arte de lo posible. Deben conocer los principios y metodologías disponibles en la ciencia política para identificar los centros o polos de poder político, obtener su apoyo y con ello, lograr implementar los planes, programas y proyectos técnicos elaborados por los profesionales de la administración. La inmensa mayoría de planes que no son suficientemente apoyados por adecuadas estrategias politológicas, no llegan a ninguna parte. Los ejemplos de estos son abundantes, algo así como el camino al infierno que está tapizado de buenas intenciones. En los Estados Unidos se dan como un ejemplo clásico el programa legislativo del Presidente Carter y el fracaso del bien preparado programa de salud del Presidente Clinton. En Chile se pueden mencionar los infructuosos esfuerzos que la Concertación de Partidos por la Democracia ha hecho ya por 13 años en tratar de realizar las reformas políticas prometidas a la ciudadanía a comienzos de la década de los años 90 (reformas constitucionales y otros cambios legales fundamentales).

lunes, 10 de agosto de 2009

LAS FORMAS DE GOBIERNO Y AMÉRICA LATINA


Fernando Duque Ph.D.

Profesor titular

Ciencias Políticas,

Universidad de Los Lagos

Campus Chinquihue, Puerto Montt

Julio 2009

En el congreso Mundial de Ciencia Política que recientemente se realizó en Santiago, la forma de gobierno llamada “democracia liberal” fue analizada, discutida y teorizada en la inmensa mayoría de los trabajos presentados en dicho congreso. Algunos observadores señalaron la irrelevancia de esta agenda de discusión, ya que sólo el 6% de la población mundial (países de origen anglosajón) practican dicho sistema. El 94% de la población mundial utiliza otras formas de gobierno y ellas no fueron suficientemente analizadas por el Congreso. De allí el sentimiento de que la Ciencia Política contemporánea está fuera de foco y sufre de gran irrelevancia.

Numerosos participantes al congreso señalaron que el modelo llamado “Democracia liberal” no es relevante para América Latina. Esto debido a las características básicas de la cultura política dominante en la región. En América Latina sólo funcionan formas de gobierno autoritarias y elitistas, ya sean de derecha o de izquierda. Como una forma de gobierno autoritaria y oligárquica dura de derecha tenemos los casos de Colombia, México y Perú. Como forma autoritaria blanda de derecha se señalaron los casos de Chile y Brasil. En Colombia, México, Perú y ahora Honduras, ya se ha desatado una lucha de clases relativamente violenta y el autoritarismo oligárquico es altamente represivo. En Chile, la oligarquía dominante (ya sea la elite política de la concertación o la elite política de la alianza) decidieron crear hace ya casi 20 años lo que se ha denominado “Estado de Bienestar tipo hormiga”, es decir la elite oligárquica dominante crea y mantiene una malla de protección social suficientemente efectiva para evitar que la inmensa mayoría caiga en niveles de pobreza extrema. Esta malla hábilmente manipulada e implementada permite y asegura la paz social en el país. Pero de todos modos el sistema chileno es el gobierno de unos pocos, por unos pocos, y sólo para unos pocos. Sólo el 20% de la población tiene un estándar de vida adecuado y decente, pero el 80% de la población vive en forma sumamente precaria. Algo similar a este sistema oligárquico blando de derecha podría encontrarse en el sistema brasilero, a pesar que el poder ejecutivo está en manos de un líder de izquierda.

Por su parte, los sistemas populistas de Venezuela, Nicaragua, Honduras, El Salvador, Ecuador, Bolivia, Paraguay y Argentina tienen una elite progresista pero de tipo autoritario que trata de gobernar acercándose a la forma de gobierno llamada “aristocracia”. Es decir, el gobierno de unos pocos, por unos pocos, pero para beneficio de todas las clases sociales y el bien común y particularmente para el beneficio de los más pobres. Todos estos líderes populistas de izquierda se vieron obligados a romper y desechar el modelo liberal democrático, y esto por la simple razón que las elites oligárquicas (que tradicionalmente han sido dueñas de estos países) no permiten un cambio pacífico y democrático. Los recientes sucesos en Honduras es una manifestación clara de este gigantesco problema regional.

Las elites oligárquicas de derecha, se han dado cuenta que líderes populistas inteligentes, pueden alcanzar a través de elecciones relativamente limpias, grandes mayorías plebiscitarias y a través de este mecanismo imponer la llamada dictadura de la mayoría. Con estas aplastantes mayorías los líderes reformistas introducen cambios constitucionales y empiezan a despojar de sus privilegios a una elite corrupta que ha gobernado ininterrumpidamente por casi 200 años.

Las elites gobernantes de derecha, hasta ahora han gozado del sólido apoyo de los Estados Unidos y es así como se han logrado mantener en el poder sin hacer concesiones a las masas e incorporar a las grandes mayorías en el proceso político. De esta peculiar situación de dependencia nace la brutalmente desigual distribución del ingreso y la riqueza de la región. Está claro que América Latina es el área más injusta del planeta. Pero ahora a partir de Septiembre del 2001 el poder hegemónico ha estado ocupadísimo en el Medio Oriente y Asia, y se ha visto obligado a cambiar su política hacia el patio trasero. Las oligarquías de derecha latinoamericanas están ahora desprotegidas y ya no cuentan con el escudo protector de los marines. Sólo cuentan con sus propias Fuerzas Armadas, el apoyo de la clase empresarial, y la jerarquía superior de la iglesia católica.

Como el costo de tener que aceptar una distribución del ingreso y la riqueza distinta a la que se acostumbraron por siglos; es demasiado alto; estas elites no dudan en utilizar el golpe de Estado cuando se dan cuenta que el control de la situación se le está yendo de las manos. Debido a estas tendencias, es altamente probable que el autoritarismo tanto de derecha como de izquierda aumente considerablemente en los próximos años. Es utópico y bastante ingenuo pensar que la marcha de América Latina va en dirección hacia una verdadera democracia liberal.

La ciencia Política latinoamericana debería concentrarse en el análisis, estudio, y la preparación de proposiciones teóricas y normativas destinadas a crear una forma de gobierno que aún cuando siendo de carácter autoritario, ella al menos sirva a los intereses de la mayoría. Algo así como el gobierno de uno, o monarquía autoritaria de tipo platónico (Cuba), o la aristocracia benigna o la democracia popular. No pocos observadores latinoamericanos expresaron su opinión que era una soberana pérdida de tiempo seguir pensando y analizando la forma de gobierno llamada “democracia liberal” ya que ella no existe en ninguna parte de los países que van desde el Río Grande a la Patagonia.

UNA NUEVA BARBARIE DE LA RAZÓN Y EL COLAPSO DE OCCIDENTE

Fernando Duque Ph. D.
Profesor Titular Ciencia Política
Universidad de Los Lagos
Campus Chinquihue
Puerto Montt.

Una profunda fe religiosa, pero sin ética adecuada llevó al devastador cuestionamiento que Calvino y Lutero hicieron a las jerarquías tanto políticas como eclesiásticas de su época. Muchos historiadores de la civilización occidental señalan a este conflicto filosófico y religioso como una de las causas importantes que produjeron el radical cambio del paradigma medieval al paradigma de la modernidad. La razón y el pensamiento científico terminaron por debilitar enormemente la autoridad y legitimidad de las elites políticas y eclesiásticas. Fue así como siglos después, la democracia liberal reemplazó al autoritarismo medieval, y los violentos cambios de las revoluciones inglesas, estadounidense, francesa, y latinoamericana sepultaron para siempre la forma de gobierno denominada monarquía tiránica y basado en el principio de la autoridad divina.
Maquiavelo fue uno de los primeros pensadores que a comienzos del siglo XVI se dio cuenta del gigantesco cambio paradigmático que se estaba desarrollando en su tiempo. La autoridad divina ya no era suficiente para mantener el orden social medieval. Ahora en un mundo éticamente corrupto hasta sus bases más esenciales, el príncipe nuevo para poder gobernar debía aventajar a su entorno corrupto y ser mucho más astuto que el zorro y mucho más valiente y feroz que el león. Así nació la Ciencia Política moderna y se empezó a pensar que en lo político “el fin justifica los medios”. El político exitoso y eficiente moderno era aquel que sabía encaramarse en el poder y luego sabía mantenerlo costara lo que costara. El éxito en el uso del poder justificaba y legitimaba así los más grandes crímenes y aberraciones morales.
Para evitar la catástrofe civilizacional que esta forma de pensar implicaba, occidente tubo la fortuna de producir y consolidar un renacimiento ético que se caracterizó por el protestantismo en el norte y la contra-reforma católica en el sur de Europa. Una ves más la ética y la filosofía pasaron a tener un rol predominante y ellas dirigieron y controlaron el desarrollo de la razón y la Ciencia. La barbarie de la razón fue así controlada. Armado con estas dos poderosísimas fuerzas civilizacionales, es decir el desarrollo ético y el desarrollo científico, occidente fue capaz de conquistar el mundo.
Pero hoy a comienzos del siglo XXI, se pueden observar signos de un nuevo y gigantesco cambio paradigmático, parecido al que empezó a afectar a Europa a comienzos del siglo XVI. Occidente ha venido perdiendo su fortaleza e integridad ética desde principios del siglo XIX. La degeneración y corrupción de valores básicos de la civilización occidental provocaron durante el siglo XIX la colonización y esclavitud de casi todo el planeta. Luego esta tendencia de poner la razón y la ciencia por sobre la ética (barbarie de la razón) provocaron dos guerras mundiales, e innumerables guerras civiles, golpes de Estado y conflictos en todos los rincones del planeta. Además se usó corruptamente el método científico para diseñar armas de destrucción masiva que pueden acabar con toda la vida en la tierra. Para completar este devastador proceso de corrupción ética, ahora el calentamiento global producido por el capitalismo occidental pende como una espada de Damoques por sobre el mundo.
Pero esta corrupción de la ciencia y ética occidental no sólo invadió a las ciencias exactas como la física, la química o la biología, sino que también invadió las ciencias sociales. Desde hace ya más de 30 años la economía, la sociología, la antropología, la administración y particularmente la Ciencia Política han caído en un círculo vicioso de corrupción ética, es decir una nueva barbarie de la razón.
Todo comenzó con las ideas corruptas de obscuros y desprestigiados académicos tales como: Friedman, Buchanan, Von hayek, y tantos otros economistas neoliberales que desempolvaron las ideas y conceptos usados por los clásicos tales como Smith, Ricardo, Mills y otros. Teorías que fueron extensamente analizadas y luego rechazadas, como entelequias irrelevantes por Marx en el siglo XIX, por Keynes en el siglo XX y por la nueva disciplina llamada sico-economía de comienzos del siglo XXI. El ser humano es un ser emocional y está muy lejos de la racionalidad asumida por los clásicos. Es un ser REFLEXIVO que al analizar y al pensar los fenómenos sociales altera y cambia los fenómenos observados. Por lo tanto la idea de poder describir, explicar y predecir, los fenómenos sociales con fórmulas matemáticas es absolutamente absurda e imposible. Toda la evidencia actual de la psicología contemporánea señala que el hombre tiene aún algo de libre albedrío y por lo tanto no se conduce como los átomos de la ciencia física. No obstante la teoría económica moderna de los últimos 30 años ha dedicado casi todo su tiempo a diseñar modelos matemáticos que pretenden describir, explicar y predecir dichos fenómenos económicos. Naturalmente está ha sido una gigantesca pérdida de tiempo y gracias a la actual crisis económica todo el mundo está severamente cuestionando y rechazando a la economía y a los economistas. Las otras ciencias sociales para no ser menos, también en los últimos 30 años han tratado de capturar mecanicísticamente los fenómenos que estudian y analizan con fórmulas y modelos matemáticos. Y es así como la sociología, la antropología, la administración y particularmente la Ciencia Política son hoy día disciplinas que trabajan con fórmulas y modelos matemáticos que no pueden describir, explicar y predecir nada que sea verdaderamente importante. A toda esta gigantesca aberración epistemológica se agrega una ves más el hecho que la ética y los valores se han dejado de lado ya que ellos no son fáciles de medir y cuantificar. Una vez más, así como a comienzos del siglo XVI, se repite la barbarie de la razón.
Es así como la disciplina de las finanzas modernas elaboró modelos matemáticos diseñados para enriquecer a unos pocos inversionistas sin importarles que si ellos fracasaban esto podía producir la ruina económica de todo el planeta. Por su parte la ciencia política y la ciencia de la administración inventó modelos matemáticos para formular políticas públicas. En ellas se asume que el ser humano no es un ciudadano sino que es un consumidor. Además se asume que es 100% racional y su motivación principal es reducir costos y aumentar los beneficios. En Chile este enfoque teórico llamado Selección Pública ha tenido resultados catastróficos. El Estado empezó a utilizar metodologías y técnicas propias de la empresa y organización privada y así se dieron resultados tales como el Trans-Valparaíso, el Trans- Santiago, las aberraciones de ferrocarriles del Estado, y todos los gigantescos problemas que se están dando en servicios públicos tales como: suministro de agua, servicios de alcantarillado, electricidad, gas, salud, educación, previsión social, vivienda, justicia, seguridad ciudadana, etc. Todos estos servicios pasaron a ser más caros, corruptos e ineficientes que cuando existía el Estado de Bienestar que la dictadura neoliberal destruyó en 1973.
Occidente ha perdido su ética y también ha corrompido su conocimiento científico. Esta gravísima falta, en la historia de las civilizaciones es algo que se paga muy caro. La esperanza de un renacimiento ético empujado por el Presidente Obama y el resto de líderes occidentales, cada día que pasa se ve más distante e irrealizable. Ya se ha demostrado que Obama no es Calvino, ni Lincoln, ni Roosevelt. En mi humilde opinión estas son las razones principales por las cuales será la civilización asiática la que tomará la dirección y control del planeta por los próximos siglos. Es probable que muy pronto surja un nuevo Maquiavelo, esta vez asiático, que proponga ideas de cómo gobernar al mundo en forma más justa y benigna de lo que se ha hecho en los últimos 500 años. Es altamente probable que este nuevo Maquiavelo proponga la forma de gobierno que los clásicos llamaban democracia, es decir el gobierno de los pobres, por los pobres y para los pobres, hoy día esto se llamaría la democracia socialista. Se confirmaría así la teleología marxista, es decir después del capitalismo corrupto el planeta entraría en el modo de gobierno y producción socialista. La historia continúa y aún faltan muchos años para que la evolución ideológica de la raza humana llegue a su fin. La utopía de Tomás Moro está aún pendiente, pero indudablemente que el ser humano ha avanzado muchísimo en su marcha hacia la justicia y la igualdad. Empezó con el modo esclavista, terrible, injusto y repugnante. Luego se pasó al modelo feudal, menos injusto pero igualmente inaceptable, luego se avanzó al modelo capitalista burgués, mucho menos injusto que el feudalismo, pero aún con contradicciones de clases insalvables; y ahora empezó a entrar en el modo de producción socialista.
Al igual que el modo burgués, que tuvo un enorme retroceso histórico después de la derrota de Napoleón; ahora la historia se repite y la consolidación del modelo socialista probablemente se alcanzará después que sean internalizadas las lecciones aprendidas con el fracaso del socialismo soviético.
Los chinos al parecer han creado el modelo ideal de desarrollo. Es decir, un modelo que crea riqueza dentro de un orden institucional y pacífico y luego la distribuye con relativa equidad y justicia. Este es un modelo que no necesita guerras de conquistas ni extensas colonias para prosperar. En el caso Chino se ve con toda claridad que gracias a la elite del partido comunista, principios éticos y filosóficos son los que dirigen y controlan el complejísimo proceso de desarrollo civilizacional. Esta simple y elegante característica en que la ética guía a la razón, ubica a la civilización china en un estado de desarrollo muy superior al de las otras civilizaciones que compiten por el liderazgo mundial. Es por esta razón simple y poderosa que la dirección del mundo caerá eventualmente en manos chinas, al fin y al cabo es la civilización más antigua y exitosa del planeta.