lunes, 5 de octubre de 2009
Chile: Un caso de Desarrollo Exitoso. El ascenso de la economía y sociedad chilena entre 1831 y 1861.
miércoles, 30 de septiembre de 2009
Una esperanza frustrada: La inminente crisis política en los gigantes asiáticos y su probable impacto en Chile.
jueves, 27 de agosto de 2009
Manual de Gerencia Publica
CAMPUS CHINQUIHUE
DEPARTAMENTO GOBIERNO Y EMPRESA
ESCUELA DE CIENCIAS POLÍTICAS Y ADMINISTRATIVAS
CÁTEDRA DE GERENCIA PÚBLICA
LA DIMENSIÓN POLÍTICA
Septiembre, 2004
PARTE I
TEORÍA Y METODOLOGIA
INTRODUCCION
lunes, 10 de agosto de 2009
LAS FORMAS DE GOBIERNO Y AMÉRICA LATINA
Fernando Duque Ph.D.
Profesor titular
Ciencias Políticas,
Universidad de Los Lagos
Campus Chinquihue, Puerto Montt
Julio 2009
En el congreso Mundial de Ciencia Política que recientemente se realizó en Santiago, la forma de gobierno llamada “democracia liberal” fue analizada, discutida y teorizada en la inmensa mayoría de los trabajos presentados en dicho congreso. Algunos observadores señalaron la irrelevancia de esta agenda de discusión, ya que sólo el 6% de la población mundial (países de origen anglosajón) practican dicho sistema. El 94% de la población mundial utiliza otras formas de gobierno y ellas no fueron suficientemente analizadas por el Congreso. De allí el sentimiento de que
Numerosos participantes al congreso señalaron que el modelo llamado “Democracia liberal” no es relevante para América Latina. Esto debido a las características básicas de la cultura política dominante en la región. En América Latina sólo funcionan formas de gobierno autoritarias y elitistas, ya sean de derecha o de izquierda. Como una forma de gobierno autoritaria y oligárquica dura de derecha tenemos los casos de Colombia, México y Perú. Como forma autoritaria blanda de derecha se señalaron los casos de Chile y Brasil. En Colombia, México, Perú y ahora Honduras, ya se ha desatado una lucha de clases relativamente violenta y el autoritarismo oligárquico es altamente represivo. En Chile, la oligarquía dominante (ya sea la elite política de la concertación o la elite política de la alianza) decidieron crear hace ya casi 20 años lo que se ha denominado “Estado de Bienestar tipo hormiga”, es decir la elite oligárquica dominante crea y mantiene una malla de protección social suficientemente efectiva para evitar que la inmensa mayoría caiga en niveles de pobreza extrema. Esta malla hábilmente manipulada e implementada permite y asegura la paz social en el país. Pero de todos modos el sistema chileno es el gobierno de unos pocos, por unos pocos, y sólo para unos pocos. Sólo el 20% de la población tiene un estándar de vida adecuado y decente, pero el 80% de la población vive en forma sumamente precaria. Algo similar a este sistema oligárquico blando de derecha podría encontrarse en el sistema brasilero, a pesar que el poder ejecutivo está en manos de un líder de izquierda.
Por su parte, los sistemas populistas de Venezuela, Nicaragua, Honduras, El Salvador, Ecuador, Bolivia, Paraguay y Argentina tienen una elite progresista pero de tipo autoritario que trata de gobernar acercándose a la forma de gobierno llamada “aristocracia”. Es decir, el gobierno de unos pocos, por unos pocos, pero para beneficio de todas las clases sociales y el bien común y particularmente para el beneficio de los más pobres. Todos estos líderes populistas de izquierda se vieron obligados a romper y desechar el modelo liberal democrático, y esto por la simple razón que las elites oligárquicas (que tradicionalmente han sido dueñas de estos países) no permiten un cambio pacífico y democrático. Los recientes sucesos en Honduras es una manifestación clara de este gigantesco problema regional.
Las elites oligárquicas de derecha, se han dado cuenta que líderes populistas inteligentes, pueden alcanzar a través de elecciones relativamente limpias, grandes mayorías plebiscitarias y a través de este mecanismo imponer la llamada dictadura de la mayoría. Con estas aplastantes mayorías los líderes reformistas introducen cambios constitucionales y empiezan a despojar de sus privilegios a una elite corrupta que ha gobernado ininterrumpidamente por casi 200 años.
Las elites gobernantes de derecha, hasta ahora han gozado del sólido apoyo de los Estados Unidos y es así como se han logrado mantener en el poder sin hacer concesiones a las masas e incorporar a las grandes mayorías en el proceso político. De esta peculiar situación de dependencia nace la brutalmente desigual distribución del ingreso y la riqueza de la región. Está claro que América Latina es el área más injusta del planeta. Pero ahora a partir de Septiembre del 2001 el poder hegemónico ha estado ocupadísimo en el Medio Oriente y Asia, y se ha visto obligado a cambiar su política hacia el patio trasero. Las oligarquías de derecha latinoamericanas están ahora desprotegidas y ya no cuentan con el escudo protector de los marines. Sólo cuentan con sus propias Fuerzas Armadas, el apoyo de la clase empresarial, y la jerarquía superior de la iglesia católica.
Como el costo de tener que aceptar una distribución del ingreso y la riqueza distinta a la que se acostumbraron por siglos; es demasiado alto; estas elites no dudan en utilizar el golpe de Estado cuando se dan cuenta que el control de la situación se le está yendo de las manos. Debido a estas tendencias, es altamente probable que el autoritarismo tanto de derecha como de izquierda aumente considerablemente en los próximos años. Es utópico y bastante ingenuo pensar que la marcha de América Latina va en dirección hacia una verdadera democracia liberal.
La ciencia Política latinoamericana debería concentrarse en el análisis, estudio, y la preparación de proposiciones teóricas y normativas destinadas a crear una forma de gobierno que aún cuando siendo de carácter autoritario, ella al menos sirva a los intereses de la mayoría. Algo así como el gobierno de uno, o monarquía autoritaria de tipo platónico (Cuba), o la aristocracia benigna o la democracia popular. No pocos observadores latinoamericanos expresaron su opinión que era una soberana pérdida de tiempo seguir pensando y analizando la forma de gobierno llamada “democracia liberal” ya que ella no existe en ninguna parte de los países que van desde el Río Grande a
UNA NUEVA BARBARIE DE LA RAZÓN Y EL COLAPSO DE OCCIDENTE
Profesor Titular Ciencia Política
Universidad de Los Lagos
Campus Chinquihue
Puerto Montt.
Maquiavelo fue uno de los primeros pensadores que a comienzos del siglo XVI se dio cuenta del gigantesco cambio paradigmático que se estaba desarrollando en su tiempo. La autoridad divina ya no era suficiente para mantener el orden social medieval. Ahora en un mundo éticamente corrupto hasta sus bases más esenciales, el príncipe nuevo para poder gobernar debía aventajar a su entorno corrupto y ser mucho más astuto que el zorro y mucho más valiente y feroz que el león. Así nació la Ciencia Política moderna y se empezó a pensar que en lo político “el fin justifica los medios”. El político exitoso y eficiente moderno era aquel que sabía encaramarse en el poder y luego sabía mantenerlo costara lo que costara. El éxito en el uso del poder justificaba y legitimaba así los más grandes crímenes y aberraciones morales.
Para evitar la catástrofe civilizacional que esta forma de pensar implicaba, occidente tubo la fortuna de producir y consolidar un renacimiento ético que se caracterizó por el protestantismo en el norte y la contra-reforma católica en el sur de Europa. Una ves más la ética y la filosofía pasaron a tener un rol predominante y ellas dirigieron y controlaron el desarrollo de la razón y la Ciencia. La barbarie de la razón fue así controlada. Armado con estas dos poderosísimas fuerzas civilizacionales, es decir el desarrollo ético y el desarrollo científico, occidente fue capaz de conquistar el mundo.
Pero hoy a comienzos del siglo XXI, se pueden observar signos de un nuevo y gigantesco cambio paradigmático, parecido al que empezó a afectar a Europa a comienzos del siglo XVI. Occidente ha venido perdiendo su fortaleza e integridad ética desde principios del siglo XIX. La degeneración y corrupción de valores básicos de la civilización occidental provocaron durante el siglo XIX la colonización y esclavitud de casi todo el planeta. Luego esta tendencia de poner la razón y la ciencia por sobre la ética (barbarie de la razón) provocaron dos guerras mundiales, e innumerables guerras civiles, golpes de Estado y conflictos en todos los rincones del planeta. Además se usó corruptamente el método científico para diseñar armas de destrucción masiva que pueden acabar con toda la vida en la tierra. Para completar este devastador proceso de corrupción ética, ahora el calentamiento global producido por el capitalismo occidental pende como una espada de Damoques por sobre el mundo.
Pero esta corrupción de la ciencia y ética occidental no sólo invadió a las ciencias exactas como la física, la química o la biología, sino que también invadió las ciencias sociales. Desde hace ya más de 30 años la economía, la sociología, la antropología, la administración y particularmente la Ciencia Política han caído en un círculo vicioso de corrupción ética, es decir una nueva barbarie de la razón.
Todo comenzó con las ideas corruptas de obscuros y desprestigiados académicos tales como: Friedman, Buchanan, Von hayek, y tantos otros economistas neoliberales que desempolvaron las ideas y conceptos usados por los clásicos tales como Smith, Ricardo, Mills y otros. Teorías que fueron extensamente analizadas y luego rechazadas, como entelequias irrelevantes por Marx en el siglo XIX, por Keynes en el siglo XX y por la nueva disciplina llamada sico-economía de comienzos del siglo XXI. El ser humano es un ser emocional y está muy lejos de la racionalidad asumida por los clásicos. Es un ser REFLEXIVO que al analizar y al pensar los fenómenos sociales altera y cambia los fenómenos observados. Por lo tanto la idea de poder describir, explicar y predecir, los fenómenos sociales con fórmulas matemáticas es absolutamente absurda e imposible. Toda la evidencia actual de la psicología contemporánea señala que el hombre tiene aún algo de libre albedrío y por lo tanto no se conduce como los átomos de la ciencia física. No obstante la teoría económica moderna de los últimos 30 años ha dedicado casi todo su tiempo a diseñar modelos matemáticos que pretenden describir, explicar y predecir dichos fenómenos económicos. Naturalmente está ha sido una gigantesca pérdida de tiempo y gracias a la actual crisis económica todo el mundo está severamente cuestionando y rechazando a la economía y a los economistas. Las otras ciencias sociales para no ser menos, también en los últimos 30 años han tratado de capturar mecanicísticamente los fenómenos que estudian y analizan con fórmulas y modelos matemáticos. Y es así como la sociología, la antropología, la administración y particularmente la Ciencia Política son hoy día disciplinas que trabajan con fórmulas y modelos matemáticos que no pueden describir, explicar y predecir nada que sea verdaderamente importante. A toda esta gigantesca aberración epistemológica se agrega una ves más el hecho que la ética y los valores se han dejado de lado ya que ellos no son fáciles de medir y cuantificar. Una vez más, así como a comienzos del siglo XVI, se repite la barbarie de la razón.
Es así como la disciplina de las finanzas modernas elaboró modelos matemáticos diseñados para enriquecer a unos pocos inversionistas sin importarles que si ellos fracasaban esto podía producir la ruina económica de todo el planeta. Por su parte la ciencia política y la ciencia de la administración inventó modelos matemáticos para formular políticas públicas. En ellas se asume que el ser humano no es un ciudadano sino que es un consumidor. Además se asume que es 100% racional y su motivación principal es reducir costos y aumentar los beneficios. En Chile este enfoque teórico llamado Selección Pública ha tenido resultados catastróficos. El Estado empezó a utilizar metodologías y técnicas propias de la empresa y organización privada y así se dieron resultados tales como el Trans-Valparaíso, el Trans- Santiago, las aberraciones de ferrocarriles del Estado, y todos los gigantescos problemas que se están dando en servicios públicos tales como: suministro de agua, servicios de alcantarillado, electricidad, gas, salud, educación, previsión social, vivienda, justicia, seguridad ciudadana, etc. Todos estos servicios pasaron a ser más caros, corruptos e ineficientes que cuando existía el Estado de Bienestar que la dictadura neoliberal destruyó en 1973.
Occidente ha perdido su ética y también ha corrompido su conocimiento científico. Esta gravísima falta, en la historia de las civilizaciones es algo que se paga muy caro. La esperanza de un renacimiento ético empujado por el Presidente Obama y el resto de líderes occidentales, cada día que pasa se ve más distante e irrealizable. Ya se ha demostrado que Obama no es Calvino, ni Lincoln, ni Roosevelt. En mi humilde opinión estas son las razones principales por las cuales será la civilización asiática la que tomará la dirección y control del planeta por los próximos siglos. Es probable que muy pronto surja un nuevo Maquiavelo, esta vez asiático, que proponga ideas de cómo gobernar al mundo en forma más justa y benigna de lo que se ha hecho en los últimos 500 años. Es altamente probable que este nuevo Maquiavelo proponga la forma de gobierno que los clásicos llamaban democracia, es decir el gobierno de los pobres, por los pobres y para los pobres, hoy día esto se llamaría la democracia socialista. Se confirmaría así la teleología marxista, es decir después del capitalismo corrupto el planeta entraría en el modo de gobierno y producción socialista. La historia continúa y aún faltan muchos años para que la evolución ideológica de la raza humana llegue a su fin. La utopía de Tomás Moro está aún pendiente, pero indudablemente que el ser humano ha avanzado muchísimo en su marcha hacia la justicia y la igualdad. Empezó con el modo esclavista, terrible, injusto y repugnante. Luego se pasó al modelo feudal, menos injusto pero igualmente inaceptable, luego se avanzó al modelo capitalista burgués, mucho menos injusto que el feudalismo, pero aún con contradicciones de clases insalvables; y ahora empezó a entrar en el modo de producción socialista.
Al igual que el modo burgués, que tuvo un enorme retroceso histórico después de la derrota de Napoleón; ahora la historia se repite y la consolidación del modelo socialista probablemente se alcanzará después que sean internalizadas las lecciones aprendidas con el fracaso del socialismo soviético.
Los chinos al parecer han creado el modelo ideal de desarrollo. Es decir, un modelo que crea riqueza dentro de un orden institucional y pacífico y luego la distribuye con relativa equidad y justicia. Este es un modelo que no necesita guerras de conquistas ni extensas colonias para prosperar. En el caso Chino se ve con toda claridad que gracias a la elite del partido comunista, principios éticos y filosóficos son los que dirigen y controlan el complejísimo proceso de desarrollo civilizacional. Esta simple y elegante característica en que la ética guía a la razón, ubica a la civilización china en un estado de desarrollo muy superior al de las otras civilizaciones que compiten por el liderazgo mundial. Es por esta razón simple y poderosa que la dirección del mundo caerá eventualmente en manos chinas, al fin y al cabo es la civilización más antigua y exitosa del planeta.
jueves, 9 de julio de 2009
Carta a la Presidenta Michel Bachellet
Puerto Montt, 24 de Junio de 2009.
Señora Michelle Bachelet
Presidenta de Chile
Palacio de
Santiago.
Estimada señora presidenta:
Ya no hay posibilidad alguna que nuestra organización pueda auto mejorarse. Es decir, sea capaz de encontrar una salida razonable a la profunda crisis que la afecta en forma independiente y autónoma. Las autoridades, debidamente elegidas ya no son obedecidas y esto, por que han perdido poder real y legitimidad. Se ha producido un vacío de autoridad y nadie toma decisiones. Podría decirse que la cabeza de
Por su parte, el cuerpo universitario, es decir, los distintos estamentos conformados por académicos, alumnos y personal administrativo, no logran llegar a acuerdos razonables y que cuenten con el consentimiento mayoritario de la población universitaria. Todo esto se agrava enormemente por la existencia de poderosísimos centros de poder fáctico (de tipo económico) que dirigen y controlan a las actuales autoridades formales. Estos centros de poder en defensa de sus intereses económicos impiden que la cabeza de la universidad acepte su fracaso institucional y voluntariamente se aleje del poder. Más grave aún, podría decirse que las autoridades formales se encuentran secuestradas por los grupos fácticos que desean continuar con actividades lucrativas dentro de la estructura universitaria. En mi opinión, estos intereses particularistas y egoístas son lo que están impidiendo una solución rápida al agudo problema de ingobernabilidad.
Si la universidad como institución deja de existir, es probable que se produzcan importantes consecuencias y efectos negativos para la décima región y también para el país: Primero, la universidad de Los Lagos es el único ente estatal de estudios superiores de la décima región. Si la universidad desaparece, el rol que esta tiene como conciencia social de la comunidad regional también desaparecerá. Todas las actividades desarrolladas en defensa del medio ambiente y también en defensa y protección de actividades productivas sustentables, ya no tendrían un hogar institucional. Actividades académicas tales como por ejemplo la denuncia pública que por años, la universidad ha hecho sobre la no sustentabilidad de actividades y prácticas salmoneras, ya no podrían continuar.
Segundo, la desaparición de
Tercero, a pesar de sus problemas,
Cuarto, las actividades de extensión y desarrollo cultural para las capas más pobres de la décima región, también recibirían un golpe devastador. A pesar de sus problemas, la universidad ha contribuido positivamente al desarrollo cultural de obreros y campesinos, sectores que como ya se ha señalado, conforman la inmensa mayoría de la población de la región. Las charlas, conferencias, simposios y mesas redondas, sobre temas de interés regionales y favorables a los intereses de la mayoría, dejarían de implementarse. Igualmente las numerosas actividades artísticas, culturales y deportivas, también dejarían de existir.
Todas estas actividades de docencia, investigación y extensión, particularmente orientadas hacia los sectores más pobres de la población, definitivamente no serán cubiertas por las universidades privadas que existen en la región. Por lo tanto, se creará un enorme vacío cultural y esto, un Estado solidario y comprometido con los más pobres, no puede permitir.
Esta es una verdadera tragedia institucional y para poder remediarla, es preciso pensar y analizar las probables causas que determinaron este gravísimo deterioro institucional ¿Cuáles son los factores determinantes que han provocado esta crisis?
En primer lugar tenemos como causa originaria, el abandono que el Estado de Chile hizo de todos sus centros de altos estudios universitarios. Este abandono se inició con la dictadura, y luego continuó con los gobiernos democráticos que decidieron conservar el modelo neoliberal. El Estado chileno abandonó su política de casi 150 años de dar educación superior gratuita para los mejores elementos de la juventud nacional. En todas las sociedades avanzadas, el Estado sigue preocupado y responsable del financiamiento de sus centros de docencia y educación superior. Pero esta política dejó de existir en Chile después de 1973 y nuestra universidad fue creada en 1993 con un apoyo financiero estatal verdaderamente insignificante. Como el Estado decidió no cubrir los costos de la universidad, dejó entender con toda claridad que se vería con buenos ojos que la institución tratara de autofinanciarse iniciando actividades productivas y lucrativas. Esto se hizo con rotundo éxito, y pronto la universidad estaba cubriendo más del 80 % de sus costos. Puede decirse entonces que el Estado obligó a la universidad a sumergirse en las aguas de la competencia de un nuevo mercado creado para la educación superior. El mensaje que se recibió del Estado era que si las universidades privadas hacían un excelente negocio dando servicios privados de educación superior; de igual forma la universidad podría prosperar y desarrollarse si hacía lo mismo.
Fue así como se crearon verdaderas empresas con fines de lucro dentro de la universidad. La institución recibió participación importante de estas ganancias, y con ellas, no sólo financió sus gastos de operación, sino que además pudo ampliar su campus central en Osorno y construir nuevos campus tales como los de Chinquihue y Santiago. Pero la bonanza financiera no sólo fue para la universidad, sino también para el pequeño grupo de académicos que se dedicaron a la administración y gestión de estos negocios universitarios. Estos empresarios-académicos, con el paso de los años se transformaron de simples profesores, en prósperos multi millonarios.
La existencia de este pequeño grupo de exitosos empresarios gradualmente empezó a afectar negativamente el clima laboral y la cultura organizacional de la universidad. La enorme riqueza de unos pocos por un lado y los bajos sueldos de la enorme mayoría por otro, gradualmente fueron creando el síndrome llamado “deprivación relativa”. Esto se tradujo en que una gran cantidad de académicos y personal administrativo que no participaba en estas empresas lucrativas, desarrolló un profundo sentimiento de envidia hacia la minoría afortunada. A su vez, este sentimiento de envidia fue creando una atmósfera de sospecha, secretismo y malestar generalizado. Otro efecto de esta deprivación relativa, fue la creación de un agudo proceso de resentimiento institucional y al mismo tiempo, el deseo de algunos de tratar de surgir económicamente por todos los medios posibles. Esta orientación determinó a su vez que la moral y la ética institucional entrara en un profundo proceso de declinación y deterioro. Naturalmente que todas estas fuerzas, tuvieron una repercusión negativa en el quehacer universitario. El hecho que unos pocos exitosos privilegiados, utilizaran las instalaciones, infraestructura y personal del Estado para enriquecerse en forma desproporcionada; al parecer dio la autorización tácita para que el resto tratara de aprovecharse de todo tipo de situaciones y oportunidades que le dieran sus puestos de trabajo.
Fue así como parte del personal administrativo, sufrió una gradual pero sostenida pérdida de eficiencia y productividad y algunos profesores hicieron lo mismo. Se descuidó la preparación de clases y con ello bajó drásticamente la calidad de la docencia. Es así como se da el caso de profesores que no asisten a clase, llegan tarde, o no preparan adecuadamente sus actividades docentes. Por otra parte, se dan casos de personal administrativo, que recibe buenos salarios pero que su contribución al esfuerzo colectivo es sumamente escaso.
La moral de trabajo y ética institucional ha declinado marcadamente en los últimos años. Parte del personal académico no tiene suficiente ética de trabajo y parte del personal administrativo demora y burocratiza los trámites. Al tiempo de elegir autoridades, casi siempre se elige a aquellos candidatos que prometen salvaguardar la “libertad académica”. Lo que en el fondo quiere decir que serán tolerantes con la ineficiencia y la falta de productividad. Esta es la razón principal por la cual el actual rector ha sido reelegido varias veces. También es la razón por la cual los consejeros superiores, los jefes de departamento y jefe de carrera son reelegidos regularmente. Casi todos ellos han alcanzado sus puestos por que han dado garantías a su electorado que no harán exigencias draconianas. Naturalmente, todas estas tendencias crearon un mal clima laboral, pero la verdadera crisis comenzó, cuando hace algunos años, el Ministerio de Educación, presionado por el Banco mundial, empezó a exigir calidad en las actividades universitarias. Como esa calidad la universidad no pudo darla, fue necesario cerrar muchas sedes. La matrícula universitaria cayó así de casi 30.000 alumnos, a menos de 11.000. Este brutal descenso en la matrícula, produjo la actual crisis financiera.
Señora presidenta, es obvio que con el actual clima laboral, la comunidad universitaria no podrá ponerse de acuerdo para elegir a un nuevo rector que a la vez dé garantías de honestidad, justicia y probidad, pero que al mismo tiempo sea capaz de exigir a académicos y administrativos los enormes esfuerzos necesarios, para salir del abismo al cual se ha caído. Por lo tanto, una salida autónoma e independiente no parece ser viable ni posible. El Estado de Chile es el dueño de la universidad de Los Lagos. Esta es una institución estatal, por lo tanto, son las autoridades estatales superiores ubicadas en
Nuestra institución está en la sala de enfermos críticos y no es capaz de auto sanarse, pero sí necesita un salvataje urgente; y estas actividades de salvataje necesariamente tienen que empezar por el nombramiento de un rector interino a la brevedad posible. Esta nueva autoridad debería ser una persona externa a la universidad y debería tener todos los poderes suficientes para introducir los cambios y reformas necesarias que la institución tan urgentemente necesita. A pesar de todos los problemas anteriormente señalados, existe un considerable número de alumnos, profesores y personal administrativo que aún trabajan con honestidad y dedicación. Todos ellos se merecen un futuro mejor. Es de esperar que gracias a su oportuna intervención este futuro pueda convertirse en realidad.
Aprovecho la oportunidad para saludarla muy atentamente,
Profesor Titular Ciencias Políticas
Universidad de Los Lagos.
PD.: Me permito adjuntar un breve trabajo que discute el problema de gobernabilidad en
EL PROBLEMA DE LA GOBERNABILIDAD EN LA UNIVERSIDAD DE LOS LAGOS
Universidad de los Lagos
Campus Chinquihue, Puerto Montt
11 de Junio, 2009.
La calidad insatisfactoria de la docencia tiene a su vez efectos, resultados y consecuencias indeseables. Entre otros se pueden mencionar los siguientes:
• Egreso y titulación de profesionales inadecuadamente preparados
• Titulados que no pueden encontrar trabajos bien remunerados y de adecuado nivel profesional
• Desprestigio y pérdida de credibilidad de la universidad en la X región. La universidad está lejos de cumplir adecuadamente su rol de conciencia social
• Crisis financiera y económica de la Universidad
• Descontento generalizado del personal que sufre un clima organizacional inadecuado.
• Creación de un ambiente populista donde importantes sectores universitarios reclaman mediante actividades de asamblea la renuncia del rector y otras autoridades.
• Juicios civiles contra la Universidad.
• Sumarios administrativos contra las autoridades universitarias.
• Pérdida de prestigio de la Universidad a nivel nacional
• Peligro que la Universidad no logre una nueva acreditación y con ello se produzca un desplome institucional.
• Descontento del estudiantado
• Despido de personal.
Parece ser indudable que la Universidad, si quiere sobrevivir debe reinventarse en forma radical y sustantiva. Es necesario preguntarse cuales son los factores que podrían explicar la insuficiente calidad de la docencia impartida por la ULA. Aparentemente las causas son muchas y variadas y entre ellas se pueden mencionar las siguientes:
• Insuficiente preparación de los estudiantes que ingresan a la Universidad (la mayoría no tiene las competencias suficientes para ser un estudiante eficiente y productivo).
• Programas remediales o de nivelación inadecuados
• Profesores que no preparan sus clases con suficiente dedicación y tiempo (en las Universidades de alto prestigio, las 20 universidades más prestigiosas del mundo, por lo general utilizan 3 horas de preparación por cada hora de clase).
• Poca racionalidad en la escala salarial de los profesores (docentes con talentos y tareas similares reciben sueldos diferentes).
• Profesores no suficientemente motivados y competentes.
• Alumnos desmotivados y pasivos.
• Sistemas de evaluación de la docencia poco apropiados
• Profesores que con serias debilidades en su desempeño, no son sancionados efectivamente.
• Profesores, alumnos y personal administrativo con insuficiente cultura de trabajo
• Inadecuada gobernabilidad. Las distintas estructuras de la Universidad funcionan, pero no se desempeñan con la eficacia y eficiencia adecuada. No existe entre los distintos estratos jerárquicos la adecuada dirección y control de objetivos, actividades, tareas y resultados. Por lo tanto, la relación mando-obediencia funciona defectuosamente.
Se ha elegido la variable “inadecuada gobernabilidad” para un análisis un poco más detallado. A principios de los años 90 se creó ésta universidad inspirada en un profundo ideal liberal y democrático. Casi todas las autoridades universitarias eran elegidas democráticamente por el cuerpo de profesores. En aquellos años se dio un genuino rechazo a las arbitrariedades y brutalidades cometidas en el gobierno universitario por las autoridades nombradas por la dictadura. El modelo de estructura autoritaria fue reemplazado por una estructura de tipo liberal-democrático.
Es así como se decidió que casi todas las autoridades universitarias fueran elegidas por la votación libre y popular de los académicos, es decir, la autoridad y relación mando-obediencia se genera de la base hacia arriba. Entre estas autoridades electas están : a) el consejo superior b) el rector c) los jefes de campus, d) los directores de departamentos e) los jefes de carrera y f) los consejos asesores a las antes mencionadas autoridades . Toda esta estructura de gobernabilidad habría sido naturalmente ideal si los docentes de la universidad hubiesen tenido una cultura congruente con el gobierno liberal-democrático. Lo que en la literatura se denomina como “homus democráticus”, “espíritu de hermes”, “estoicismo democrático” o “ética protestante”.
Estructura de gobernabilidad (de tipo liberal-democrático) como las que hoy tiene la ULA funcionan muy bien en países que tienen cultura democrática tales como son los países escandinavos en el norte de Europa y países anglosajones tales como Canadá , Estados Unidos, Gran Bretaña, Australia, y Nueva Zelanda. Todos estos países han desarrollado a lo largo de varios siglos un consolidado sistema de valores y aptitudes de tipo social-demócrata en los países escandinavos y de tipo liberal democrático en los países anglosajones.
Desgraciadamente este tipo de cultura democrática, es sumamente escasa en Chile y por lo tanto también en nuestra Universidad. Nos guste o no nuestra cultura de trabajo es una variante de la cultura latinoamericana. Ello implica que nuestra responsabilidad individual, nuestra actitud hacia el trabajo, y otros valores asociados, son muy poco congruentes con una estructura de mando-obediencia de tipo democrático, o sea neoliberal en los países anglosajones y de tipo social-demócrata en Europa occidental.
Existe una enorme literatura que analiza la cultura latinoamericana y ella señala hasta la saciedad, que la carga valórica que tipifica a esta cultura o “carácter nacional”, está fuertemente condicionada por lo que se ha denominado tendencias o valores tradicionales. Entre ellos se pueden mencionar el 1) el autoritarismo 2) la adscripción 3) la afectividad 4) el particularismo y 5) la escasa especialización o profesionalismo.
Existe un fuerte y poderoso apego y respeto al liderazgo de tipo autoritario, es decir, se acepta, respeta, y obedece con eficacia y eficiencia a líderes fuertes, marcadamente carismáticos y empoderados con lo que se denomina la autoridad legal. Es decir, estos líderes han sido nombrados por autoridad legítima y conforme al estado de derecho.
Otro valor tradicional importante es la adscripción. Esto quiere decir, que a las personas en el diario vivir se les trata no por sus méritos personales o individuales, sino por sus características adquiridas al nacer. Es decir, sexo, raza, etnia, apellido y condición socio-económica. El logro o mérito personal es un factor secundario y poco importante en las decisiones y conductas de las personas viviendo en la cultura tradicional.
Otro valor detectable en el carácter latinoamericano es la afectividad. Esto quiere decir que las personas bajo fuerte presión externa tienen dificultades para controlar adecuadamente intensas emociones relacionadas con odio y amor externo. Los latinos no son flemáticos o emocionalmente fríos y por lo tanto tienen dificultades para confiar en extraños y tomar decisiones objetivas, racionales e imparciales. En tiempos difíciles y de crisis prefieren rodearse de colaboradores conocidos, familiares y amigos y se desconfía profundamente de lo desconocido y poco familiar. Esta orientación explica la gran tendencia a reclutar y contratar parientes, amigos y/o correligionarios políticos. De aquí nace la fuerte tradición y orientación hacia el amiguismo y el “pituteo” en cargos tanto públicos como privados, práctica tan enraizada tanto en nuestro sistema político como en el económico. La neutralidad afectiva rara vez se da en la cultura latinoamericana y la entrega de poder y responsabilidad a extraños por muy calificados y meritorios que ellos sean, se da con muy poca frecuencia.
Otro valor importante en la cultura latinoamericana es la pasividad política y el poco deseo de participar en la toma de decisiones comunales. Esto en la literatura se conoce como el síndrome del “familismo amoral”. Los ciudadanos sólo se interesan a fondo e intensamente en los asuntos personales y los de su familia. Pero les importa poco la comunidad vecinal, su ciudad, el país, o el mundo. A esta característica se le denomina como “particularismo”. A los ciudadanos les interesa recibir los bienes y servicios que la sociedad les otorga, pero les interesa muy poco participar en el análisis de problemas comunales, en la toma de decisiones y en la ejecución de las acciones para producir dichos bienes y servicios sociales. En otras palabras LA POLÍTICA con MAYÚSCULA es algo que a la inmensa mayoría no motiva ni entusiasma.
Finalmente, los cargos o posiciones de los sistemas social, económico, político y administrativo son poco especializados y por lo general carecen de un riguroso profesionalismo. La sociedad está llena de “maestros chasquilla” que hacen de todo. Se preocupan de muchas tareas y funciones diferentes, pero el resultado de sus actividades es generalmente poco productivo. Los cargos ocupados por verdaderos profesionales que saben a fondo su oficio se destacan precisamente por su escasez y rareza.
En resumen, el latino funciona y funciona muy bien cuando es estrechamente dirigido y controlado por líderes autoritarios que tienen el monopolio del conocimiento, que tienen suficiente carisma y que están respaldados por las leyes. Por el contrario el latino no funciona bien, cuando está bajo la dirección de líderes democráticos que no tienen la suficiente fuerza para demandar productividad, responsabilidad y conductas participativas.
La mayoría de los académicos de la ULA, están condicionados en parte importante por sus valores culturales. Estos principios morales y éticos, en gran medida determinan la conducta académica que ellos tienen. En los últimos 10 años se han elegido como autoridades universitarias a académicos que han dado garantías democráticas. Es decir, que han prometido no interferir con la libertad académica. Si el cuerpo académico sospecha o detecta que el candidato a un puesto de dirección tiene intenciones de aumentar drásticamente la productividad mediante medidas y prácticas draconianas; ese candidato tiene muy pocas posibilidades de ser electo. Si por casualidad el candidato draconiano logra obtener un cargo de dirección y además logra implementar exitosamente sus programas de mejoramiento de la productividad; con toda seguridad esa autoridad no volverá a ser reelecta. Como bien decía Platón, este es el talón de Aquiles de la forma de gobierno democrático. Para funcionar bien, esta estructura de gobierno requiere que los ciudadanos posean elevadísimas dosis de responsabilidad personal y gran cantidad de virtudes cívicas propias de la verdadera cultura democrática. Si ellas no existen el modelo democrático se corrompe irremediablemente.
Para mejorar la gobernabilidad de la ULA es preciso lograr una mayor congruencia entre la estructura de mando-obediencia y la cultura predominante en su ambiente de trabajo. O se construye y desarrolla una cultura cívica y democrática, para que el gobierno universitario democrático pueda funcionar bien; o se crea una estructura de mando autoritario de tipo eficiente. Es preciso señalar que la primera opción ofrece enormes dificultades prácticas en el corto plazo. Los diez mil años de autoritarismo latinoamericano son demasiado importantes como para permitir que en poco tiempo nos transformemos en “los ingleses de América Latina” . En conclusión: la estructura y la cultura deben ser compatibles y congruentes. La eficiencia y la productividad en las organizaciones humanas dependen en parte de esta relación sistémica. Este fenómeno ha sido analizado y discutido por la ciencia política desde hace casi tres mil años. Entre autores clásicos importantes se pueden mencionar a Sócrates, Platón, Aristóteles, Polibio, Tomas de Aquino, Bodino, Maquiavelo, Vico, Hobbes, Hegel y Montesquieu. Entre los autores modernos más destacados se pueden mencionar a: Weber, Parson, Schumpeter, MacClelland y particularmente a Gabriel Almond, Samuel P. Huntington, y Harry Eckstein.
Entre los autores más destacados, que han estudiado la cultura latinoamericana actual, se encuentra Claudio Veliz (The New World of the Gotic Fox. Culture an economy in English and Spanish America. University of California Press. Berkeley, California 1994); David Landes (A Riqueza e a Pobreza das Naçoes. Por que sao algumas tâo ricas e outras tâo pobres. Gravita, Lisboa. 2002); David McClelland (The Achieving Society. The Free Press, New York, 1961); Carlos Alberto Montaner (Las Raíces torcidas de América Latina. Plaza Janes, Barcelona 2001); Mario Grandona (“A Cultural Typology of Economic Development” en L. E. Harrison and S. P. Huntington, Culture Matters. Basic books New York. 2000); Saymour Martin Lipset and Gabriel Salman Lenz (“Corruption, Culture and Markets” en L. Harrison and S. Huntington Culture Matters. Basic books New York. 2000).
Trabajos sobre cultura chilena actual pueden encontrarse en los siguientes autores: Francisco Antonio Encina (Nuestra Inferioridad Económica. Santiago, Editorial Universitaria, 1986); Hernán Godoy (El Carácter Chileno. Santiago, Editorial Universitaria, 1976); José Joaquín Bruner (Cartografías de la Modernidad. Santiago Dolmen, 1994); Nicolás Palacios (La Raza Chilena. Valparaíso, Imprenta Alemana, 1904); Alejandro Venegas (Sinceridad, Chile Íntimo, Imprenta Universitaria, 1910); Luis Emilio Recabarren (Ricos y Pobres. Santiago, Editorial Recabarren, 1965); Benjamín Subercaseaux (El Siútico. Zigzag, Santiago, 1939); Aníbal Pinto (Chile, Un caso de Desarrollo Frustrado. Santiago, Editorial Universitaria, 1962); Jorge Ahumada (En Vez de la Miseria. Santiago, editorial del Pacífico, 1958); Alberto Cabero (Chile y los Chilenos. Editorial Lyceum, 1948); Mario Góngora (Ensayo histórico sobre la noción de Estado en Chile en los Siglos XIX y XX. Santiago, Ediciones la Ciudad, 1981); I. Tellez (Una raza militar. Santiago, imprenta la sud-américa, 1944); Roberto Hernández (El roto chileno. Valparaíso. Imprenta San Rafael, 1929); Benjamín Subercaseaux (“Apunte para una psicología del chileno”. Chile o una contribución a la realidad. Santiago. Zig-Zag, 1939); Gabriel Salazar y Julio Pinto (Historia contemporánea de Chile. Santiago. Lom, 1999); J. Eyzaguirre (Hispanoamérica del dolor. Madrid. Instituto de Estudios Políticos, 1947); O. Lira (Hispanidad y mestizaje. Santiago. Editorial Covadonga, 1985); P. Morandé (Cultura y modernización en América Latina. Cuadernos del instituto de sociología de la Universidad católica. Santiago, 1984); A. Edwards (La fronda Aristocrática en Chile. Santiago. Editorial Universitaria, 1987); C. Parker (Otra lógica en América latina. Santiago. Fondo de cultura económica, 1993); M. Vicuña (La belle époque chilena. Santiago. Editorial Sud-americana, 2001); Benjamín Subercaseaux (Chile o una loca geografía. Santiago. Ediciones Ercilla, 1940); J. Chonchol (¿Hacía donde nos lleva la globalización? Reflexiones para Chile. Santiago. Lom, 1999); Bernardo Subercaseaux (Chile ¿Un País Moderno?. Santiago editorial Zeta, 1996); Tomás Moulian (Chile Actual, Anatomía de un Mito. Santiago, Lom 1997); Alfredo Jocelyn Holt (El Peso de la Noche, Buenos Aires, Ariel 1997); Pablo Huneeus (Nuestra mentalidad económica. Santiago, editorial universitaria, Santiago 2000); Pablo Huneeus (La Cultura Huachaca, Santiago, Salesianos. 2000); Joaquín Edwards Bello (Homo Chilensis, Ediciones Universitarias. Santiago. 1983); Pablo Huneeus ( Aristotelia chilensis. Editorial Nueva generación, Santiago 1990); María Luisa Cordero (Juerel tipo salmón, editorial Grijalbo, Santiago 1998); José Rodríguez Elizondo ( Chile: un caso de subdesarrollo exitoso, Editorial Andrés Bello, Santiago. 2002); Eugenio Tironi (La irrupción de las masas y el malestar de las elites, editorial Grijalbo, Santiago. 1999); Ana María Stuven (La seducción de un orden, ediciones Universidad Católica de Chile, Santiago. 2000); Pablo Halpern ( Los nuevos chilenos, editorial Planeta, Santiago. 2002); Cecilia García-Huidobro (Tics de los chilenos, Editorial Sudamericana, Santiago 1998); G. T. Romero y X.T. Cautivo( El chileno de maleta, Editorial Aguilar, Santiago. 1998); Armando Uribe (“Caballeros” de Chile. Lom, Santiago. 2003) ;Tomás Moulian (El Consumo me Consume. Santiago, Lom, 1998); L. Barros y X. Vergara (El Modo de ser Aristocrático. El caso de la Ologarquía Chilena hacia 1900. Santiago, editorial Aconcagua, 1978); Jorge Larraín (Identidad Chilena. Santiago, Lom, 2001); Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (Desarrollo Humano en Chile. Nosotros los chilenos: Un desafío cultural. Santiago, 2002).
Según Jorge Larraín, los chilenos tiene efectivamente fuertes tendencias autoritarias. Ellas se institucionalizaron durante el periodo colonial y no desparecieron con el periodo republicano. Por el contrario, esta tendencia a modo de pensar y actuar persiste aún hoy día en la acción política, en la Administración de organizaciones públicas y privadas y muy particularmente en la vida familiar. Durante los tres siglos de la Colonia se creó un monopolio religioso y político. A la creación de este monopolio, la iglesia católica ayudó poderosamente con la inquisición. Este instrumento de represión fue muy efectivo para asegurar la homogeneidad religiosa y también para asegurar el control político por parte de las autoridades coloniales. El autoritarismo fue también en el siglo XIX y XX, una orientación valórica fundamental en la continuación de la dominación política de Chile por parte de la clase oligárquica y terrateniente. Esta orientación autoritaria fue también un elemento clave en conseguir la pacificación y la sumisión del pueblo. Esta sumisión es lo que se denomina “el peso de la noche” y ella fue fundamental para la mantención del orden social oligárquico. Aquí Larraín cita a Portales cuando señala que el orden social sobrevive intacto en Chile pues “no existen hombres sutiles, diestros y revoltosos”. La inexistencia de estos hombres revoltosos crea y consolida el peso de la noche, o sea la tendencia de las masas a dormir y a institucionalizar su pasividad política. Según Portales es este sueño el que garantiza la tranquilidad pública en Chile. Para Portales la falta de virtudes republicanas y liberales en el país, eran la razón fundamental por la cual la llegada de la democracia debía postergarse y esperar la creación masiva de ciudadanos virtuosos. En el ínter tanto, lo que debía fortalecerse era la obediencia incondicional a una autoridad fuerte e impersonal. Portales soñaba que con un sistema educacional apropiado las generaciones futuras podrían contar con la cultura democrática. Jorge Larraín.” Identidad Chilena”. Santiago. Lom. 2001, pág. 226-227.
Eduardo Valenzuela señala que los chilenos jamás serán liberales como los liberales estadounidenses. Por lo general los chilenos no entienden el liberalismo norteamericano y lo poco que entienden no les gusta. Los chilenos son estatistas y dependientes porque siempre buscan la protección del Estado. No son responsables individualmente, son blandos, pesimistas, indulgentes, gregarios, colectivistas y con pobre cultura de trabajo. Lo que más se rechaza de la cultura estadounidense es el profundo respeto que esta cultura tiene hacia el logro y el mérito personal. En Chile a la gente se le aprecia y juzga por su apellido y condición social. Maria Olga del Pino. “La unidad ya no es popular”. El mercurio, 21 de Julio del 2002 pág. D 14; para otras opiniones sobre las preferencias marcadas de los latinoamericanos a juzgar y evaluar a las personas no por sus méritos y logros personales sino por su estatus social, sírvase ver Claudio Veliz y Alberto Montaner, autores citados en la bibliografía.
Larraín argumenta que en la actualidad la selección y reclutamiento a cargos tanto públicos como privados en Chile, se hace a través de redes clientelisticas donde obviamente se prefiere a amigos y partidarios. Los concursos públicos son una mera farsa, ya que casi siempre se recluta a las personas preseleccionadas. Los canales regulares de movilidad social en base al mérito no funcionan. La educación superior, la suficiente experiencia, y otros logros personales no son suficiente para garantizar la entrada de ciudadanos comunes y corrientes a cargos importantes. Se requiere de contactos, padrinos y amigos bien ubicados para conseguir acceso a estos buenos puestos de trabajos. El sistema depende y funciona con el patronazgo y paternalismo de individuos que tienen influencia institucional. Ellos consiguen también garantizar los asensos y promociones y con ello controlan y se aseguran la lealtad de los reclutados. Este sistema de reclutamiento y asensos hace posible la inmovilidad institucional. Se crean así verdaderos feudos institucionales que son impenetrables para aquellas personas que no pertenecen a los círculos oligárquicos dominantes. En Chile las organizaciones tanto públicas como privadas han caído en un proceso avanzado de feudalización. J. Larraín, Identidad Chilena op cit, pág. 215-216. La falta de neutralidad efectiva también determina la falta de asociatividad de los chilenos, ellos tienen enormes dificultades para asociarse productivamente con extraños. Eric Hershberg señala que la incapacidad para asociarse efectivamente y agregar intereses es un problema gravísimo en el sector privado chileno. Los empresarios son incapaces de asociarse con otros empresarios de su misma rama de producción, así como también asociarse productivamente con sus propios empleados y obreros a fin de poder luchar unidos contra la competencia. Los empresarios chilenos son incapaces de reconocer las ventajas competitivas que produce para la organización el hacer participar efectivamente a empleados y obreros en las decisiones. Tampoco aprecian la ventaja que da la formación de redes o clusters empresariales o también llamada la integración vertical de sectores productivos. E. Hershberg “Sector privado democracia y desarrollo: reflexiones sobre el papel de los empresarios en la economía política chilena”, en A. Mendez y A. Joignant (eds) La Caja de Pandora. Planeta. Santiago 1999. Esta falta de asociatividad también determina el mal clima laboral que tienen las empresas chilenas. El relativamente buen clima laboral se da en sucursales de empresas multinacionales. Allí sus empresarios han logrado crear un ambiente de confianza y lealtad mutuo, los trabajadores confían en sus jefes y los jefes confían en sus trabajadores. Dentro de las 10 empresas mejor clasificadas por buen clima laboral, 8 eran extranjeras. Estas empresas extranjeras también tenían una mayor productividad y un mucho más alto retorno de la inversión. Ver Capital del 16 al 19 de Noviembre del 2001; Eduardo Valenzuela, director del departamento de sociología de la Universidad Católica señala que “nuestra cultura siempre ha estado marcada por la incapacidad de confiar, de relacionarse con extraños y esto hace que seamos profundamente pesimistas…por el contrario, el estadounidense es un optimista contumaz, un factor clave a la hora de emprender. La incapacidad de confiar impide creer en el futuro y esto explica porque la capacidad emprendedora nunca ha sido nuestro fuerte”, L. Carvallo “Si , estoy bien, pero ya se me ha pasar”. El mercurio 1º de Junio del 2002, pág. D 4. La falta de neutralidad afectiva también afecta negativamente al sector público. Gracias al “sistema del despojo” o “pituteo”, la gobernabilidad en instituciones estatales es deplorable, y esta variable es un poderoso determinante en la escasa productividad y calidad de la función pública. Un artículo de prensa que comenta el desempeño y productividad durante la administración Lagos señala que: El presidente Lagos ha tenido serios problemas administrativos para cumplir con sus promesas. Prometió un crecimiento de la economía del 6 % anual y la creación de al menos 200.000 nuevos empleos por año. Prometió además el financiamiento de la salud y de los estudios universitarios, pero nada de estas metas programáticas se han cumplido. Se indica que hay gravísimos problemas en la capacidad gerencial del gobierno y que por lo tanto no hay una buena administración de las políticas públicas. Los cargos superiores del gobierno se han llenado por cueteo político. Esto naturalmente produce una enorme falta de adecuada dirección y control gerencial en los ministerios y otros organismos del Estado. Esto se agrava aún más, pues tampoco hay un seguimiento del resultado de las actividades realizadas. No hay transparencia alguna. Las tareas no se acotan en el tiempo, se trabaja con cheques a fecha que nunca son protestados. Los cargos apitutados políticamente son demasiados y constituyen un peso enorme para la eficiencia estatal. Existen miles de cargos de confianza y además existe una red de funcionarios que se mueve y obedece a los partidos políticos y no a los jefes formales. Todo esto involucra unas 60.000 personas cuya gestión no se puede controlar. El mercurio 26 de Diciembre 2002, pág C.
Según Larraín Chile es un país políticamente pasivo. Este fenómeno se debe a que la dictadura destruyó la democracia chilena. Cerró el congreso nacional, declaró ilegales a los partidos políticos, eliminó los procesos electorales y violó masiva y brutalmente los derechos humanos. El terror generalizado produjo un agudo proceso de despolitización. En los años 90` la Concertación completó este proceso cuando decidió dejar intacto el sistema económico neoliberal. La economía se independizó del sistema político y se autorreguló por las leyes del mercado. La política dejó de ser una actividad crucial e importante. El activismo político de los años 60´ y principio de los 70´ fue rápidamente reemplazado por la apatía política. La concertación se dio cuenta que para participar tranquilamente en los negocios del sector privado era necesario tener un electorado pasivo y desmovilizado. Toda esta desmovilización se ha comprobado con cientos de encuestas de opinión que una y otra vez repiten que a los chilenos no les interesa ni la política ni los políticos. Un factor importante en este gigantesco cambio fue el hecho que la inmensa mayoría de políticos y cientistas sociales de izquierda renunciaron a la ideología socialista y adoptaron el neoliberalilsmo. Por su parte los partidos de derecha y el empresariado continúan con una fuerte orientación antidemocrática y proclive a la desmovilización popular. Jorge Larraín op. cit pág. 221-226; un estudio sociológico realizado por Naciones Unidas en el año 2002, muestra con claridad la enorme dimensión del problema causado por el fenómeno del “familismo amoral”. Sólo el 10% de los chilenos pertenece a la sub cultura denominada “estilizados”. Estos tienen actitudes y orientaciones de tipo universalistas. Es decir, se preocupan de los problemas que afecta a la comunidad chilena y al mundo. En este sentido son ciudadanos modernos y participativos que han logrado superar los intereses particularistas relacionado solo con sus problemas personales y familiares. Estos chilenos se preocupan por el bienestar del barrio, la ciudad, y el país en su totalidad. Desafortunadamente de este estudio se desprende que el 90% de los chilenos son “familistas amorales”. Ya que no les interesa los problemas de su vecindario, su ciudad o su país. Sólo se concentran en las necesidades o aspiraciones personales o de su familia. No obstante el problema es mucho más grave aún, pues solo el 5% de los chilenos utiliza parte de su tiempo libre en participar en una o más organizaciones pertenecientes a la sociedad civil. Es decir, organizaciones de ciudadanos voluntarios que libremente y participativamente trabajan por la solución de problemas que afectan a la comunidad. PNUD. Desarrollo humano en Chile. Op cit, págs. 245 y 323
Gonzalo Vial en las páginas 44 y 45 de su monumental obra señala que Chile tiene un carácter nacional o una cultural nacional de tipo epicúreo. Es decir, contraria al trabajo productivo. Este epicureismo se traduce en el deseo generalizado de gozar sin trabas de la riqueza y de satisfacer lo antes posible las necesidades y deseos sensuales. Hay una potente tendencia de alejarse al dolor y el trabajo productivo y a buscar el placer, el ocio, la relajación y la felicidad. Los chilenos sueñan con vacaciones y jubilaciones anticipadas. Vial deja muy en claro que este tipo de valores está muy lejos del carácter nacional que caracterizó a Chile entre 1800-1870. En esos años había una cultura de trabajo fuerte y generalizada. En varios capítulos describe como el carácter nacional estoico y puritano fue gradualmente cambiando a epicúreo a partir de los años 70´ del siglo XIX. Primero se corrompió la elite (capítulo 11), luego la clase media (capítulo 12) y finalmente los trabajadores (capitulo 13). Para comienzos del siglo XX Chile entero consolidó un carácter nacional hostil hacia las actividades empresariales, al trabajo productivo y sostenido y la tendencia a la productividad. Por su parte Larraín en su capítulo 7, confirma y corrobora las opiniones de Vial. Gonzalo Vial. “Historia de Chile. La sociedad Chilena en el cambio de siglo (1891-1920) “ Zig-Zag, 1981, pág. 40-45, 635-781; Jorge Larraín “Identidad Chilena” op.city., pág 215-255; el PNUD señala que en la lista de virtudes que tiene el pueblo chileno sólo el 16% indica que el chileno es un trabajador productivo. En la lista de los defectos un 60% indica que el chileno trabaja largas horas, pero no es productivo. PNUD “Desarrollo Humano en Chile”. Santiago 2002; Veliz señala que el subdesarrollo latinoamericano es provocado por la cultura de la región y que Chile no es una excepción. El carácter nacional es proclive a la seguridad y le teme al riesgo. Es así como este carácter es todo lo contrario al carácter Schumpeteriano y también es contrario a la democracia liberal. La mayoría se destaca por tener una fuerte tendencia populista, estatista, oligárquica, absolutista, colectivista y dogmática, ya que todos se creen con el monopolio de la verdad. Caudio Veliz op city. Pág. 190-191; Pablo Obregón hace un estudio comparativo entre la productividad estadounidense y la chilena. Señala que le trabajador del norte produce 38 dólares por hora, y el chileno sólo 12 dólares. El trabajador agrícola en los Estados Unidos produce 53.000 dólares al año y el Chileno sólo 18.000. El trabajador industrial chileno produce 43.000 dólares al año, y el estadounidense 85.000. Señala además que el 80% de los adultos en Chile no tienen suficiente capacidad para entender textos, gráficos, y otras simbologías de uso corriente. Los egresados de la educación media en Chile tienen una comprensión inferior a los alumnos del octavo básico europeo. Pablo Obregón “Trabajador chileno v/ trabajador estadounidense”. El mercurio 24 diciembre 2002, Pág B 5 . Es preciso señalar que ha habido un marcado descenso en la productividad en Chile entre los años 2002-2008. Se puede argumentar que la baja especialización y la escasa profesionalización de los ocupantes en cargos tanto en el sector público como privado, en parte importante determina que las instituciones en Chile funcionen mal y con escasa productividad. La insuficiente especialización es así un factor determinante en el deprimente subdesarrollo político que Chile tiene en la actualidad. Y este subdesarrollo político explica también por que el país sigue subdesarrollado del punto de vista socio-económico.
La teoría de la congruencia entre estructura y cultura es vieja y ampliamente documentada. Como señalaba Montesquieu, lo crucial para la buena gobernabilidad no son las estructuras tales como las constituciones las leyes o los reglamentos. Lo crucial es lo que él llamaba el espíritu, el humor, el resorte, el alma, el carácter o los valores esenciales que un grupo humano tiene y practica. Son estos valores o cultura los que determinan si la sociedad se gobierna con prudencia, justicia, eficiencia y en beneficio del bien común. Similarmente Adam Smith argumentaba que la única forma de hacer funcionar el modelo o estructura liberal- capitalista era si esa sociedad se apegaba fuertemente a principios éticos y morales superiores. Si ellos existían, era posible crear el paraíso en la tierra, es decir, la riqueza de las naciones. Sin estos valores y principios fundamentales, el modelo liberal capitalista se transformaba en un verdadero infierno y en vez de ser una estructura e instrumento de liberación del ser humano, se transformaba en un instrumento de opresión y esclavitud.
Esta misma relación de congruencia sistémica la tomó siglos después Max Weber, cuando señalaba que la ética protestante era el espíritu que hacía funcionar bien el capitalismo creado en el norte de Europa. Sin estos valores éticos fundamentales, este modelo o estructura de producción pronto entraba en contradicciones fatales y se derrumbaba. Por supuesto que Karl Marx, descubrió que a mediados del siglo XIX estos valores éticos fundamentales se estaban peligrosamente perdiendo, y es por ello que vaticinaba el fin de este modelo para finales del siglo XIX. No obstante, los países anglosajones reaccionaron a tiempo y gradualmente (particularmente los Estados Unidos) lograron recrear y fortalecer el resorte ético fundamental siendo el movimiento progresista, el instrumento clave de esta reforma cultural. Rol importante en este salvataje ético tuvieron los presidentes Theodore Roosevelt, Woodrow Willson y particularmente el presidente Franklin Delano Roosevelt. Estados Unidos recuperó su ética perdida y ello le permitió alcanzar la hegemonía mundial durante la primera mitad del siglo XX.
Hoy día, a principios del siglo XXI, el mundo observa perplejo como el modelo o estructura de producción neoliberal se desmorona como un castillo de arena; una vez más, al parecer, la causa fundamental ha sido la corrupción ética y moral que se inició en el mundo anglosajón, con la llegada al poder de Reagan en Estados Unidos y Thatcher en Gran Bretaña. A partir de esa fecha, atrás quedó la afluencia y bienestar del pueblo estadounidense y que produjo la época dorada de los años 50, 60 y 70 del siglo XX. A partir de 1980, la ola neoliberal se abalanza por el mundo y gradualmente inunda a todo el planeta. Los ideólogos liberales anunciaron el fin de la historia y el inicio de una era de bienestar nunca antes conocida en el mundo. Se profetizaba que pronto la democracia neoliberal, gradualmente invadiría todos los rincones del planeta y el capitalismo de corte anglosajón se encargaría de dirigir y controlar las economías del mundo. Al parecer las cosas anduvieron relativamente bien durante los años 80 y 90 del siglo pasado. No obstante, todo cambió bruscamente en el año 2001. La caída de las torres del centro financiero mundial el 11 de septiembre de ese año, al parecer presagiaba la caída, años después, de todo el modelo que estas torres graficaban majestuosamente.
La corrupción ética de los capitalistas de Wall Street (Masters of the Universe) llegó a su punto de no retorno cuando estos con toda desfachatez y sinvergüenzura crearon los famosos bonos tóxicos. Estos papeles bursátiles representaban deudas hipotecarias incobrables que los bancos habían acumulado en años anteriores. Con astucia y maldad digna de los gángsteres de Chicago, estos grandes bancos vendieron estos bonos como papeles de excelente calidad financiera en todas las bolsas del planeta. Ahí comenzó la crisis inmobiliaria que luego se transformó en crisis financiera generalizada y ahora amenaza con transformarse en depresión mundial.
Como lo señalaba Adam Smith y Max Weber, sin ética no hay confianza y sin confianza el capitalismo no puede sobrevivir. El mundo vio con asombro como, respetados e ilustres financistas, estafaron a sus pares y el vaso de la corrupción se llenó cuando los financistas responsables de la crisis se pagaron sueldos multimillonarios con fondos estatales. Los escándalos explotaron por todos lados. Hace algunos días el último escándalo se dio entre los diputados británicos que confesaron el haber recibido subsidios y prebendas inmorales. Está por verse si el presidente Obama repite el milagro logrado por el presidente Roosevelt en los años 30 y 40 del siglo XX. Si Obama logra recrear y fortalecer los valores éticos del pueblo estadounidense, probablemente el capitalismo anglosajón evolucionará hacia una economía social demócrata y a un Estado de Bienestar más justo para todos. Por el contrario, si Obama no logra esta reforma cultural el modelo económico entrará en un proceso de profunda decadencia y es probable que en algunos años más, China pase a transformarse en el nuevo hegemón mundial.