domingo, 2 de diciembre de 2007

AMERICA LATINA Y LA TEORIA DE LA CONGRUENCIA


AMERICA LATINA Y LA TEORIA DE LA CONGRUENCIA.

F. Duque Ph.D
Profesor Titular Ciencia Política.
Universidad de los Lagos. Campus Chinquihue
Noviembre, 2007.


En forma sumamente abreviada la Teoría de la Congruencia en ciencia política (primero elaborada por los clásicos principalmente Aristóteles, pero que ahora su mayor exponente es Harry Eckstein), señala que una sociedad es congruente cuando su sistema económico y político es altamente compatible con los valores dominantes de su sistema cultural. En otras palabras, las formas de producir y consumir asi como también las formas de gobernarse están sólidamente basadas en valores culturales que se han desarrollado a través de siglos y milenios. Así por ejemplo, la sociedad Noruega tiene una alta congruencia entre sus valores democráticos y capitalistas con el sistema económico y político que ese país tiene. Los noruegos aman a la libertad bastante más que a la igualdad. Las decisiones se toman razonadamente y por consenso y no por imposición autoritaria. Es así como la familia es democrática, la escuela es democrática, la fabrica es democrática, el sindicato es democrático, la oficina es democrática, la iglesia es democrática y así todas las estructuras sociales son igualmente democráticas. Todo esto determina que el sistema político también sea democrático y funcione muy bien. Los poderes legislativo, ejecutivo y judicial funcionan adecuada y democráticamente. Por otro lado, la ética de trabajo protestante (amor por el trabajo productivo individualista, propensión al ahorro, la inversión, la filantropía y a la alta motivación de logro); también es congruente con la economía social de mercado que los noruegos tienen y por lo tanto ella por supuesto funciona muy bien.

En el lado opuesto del espectro político se puede presentar a Cuba. El sistema político y económico cubano también es congruente con su cultura. Ellos por su tradición histórica, prefieren el liderazgo centralizado y paternalista de un solo líder, y por lo tanto son autoritarios. Tienen motivaciones y valores altamente proclives al trabajo colectivo y a la distribución equitativa de la riqueza. Prefieren y enfatizan la igualdad y la justicia social por sobre la libertad individual. Consecuentemente aquí también existe una alta congruencia entre sistema político y económico con el sistema cultural y ella determina el buen funcionamiento de la sociedad cubana.

La teoría de la congruencia ha empezado a entenderse en América latina. Por doscientos años la región ha tenido un sistema liberal de gobierno y economía. Debido a una fundamental incongruencia con la cultura y civilización latinoamericana, éste ha sido un rotundo fracaso. Ahora las sociedades latinoamericanas están cuestionándose este modelo a fondo. Por miles de años la región se desarrolló bajo un sistema de gobierno autoritario y una economía colectivista. Estas características se incrustaron aun más en el alma de la región durante los trescientos años del imperio español. Ahora a comienzos del siglo XXI sus pueblos y lideres están afanosamente trabajando por extirpar el cáncer de la incongruencia. Paulatinamente se ha ido dejando el modelo liberal y adoptando un modelo que mucho se asemeja al sistema monárquico discutido y analizado por Sócrates, Platón y Aristóteles.

Sin embargo, esta nueva “monarquía”, no tiene filósofos reyes hereditarios, pero sí tiene monarcas temporales apoyados por la mayoría de la ciudadanía. La condición básica para que estos monarcas temporales tengan éxito, es que ellos gobiernen en beneficio de las grandes mayorías y el interés común. El monarca temporal puede seguir en el poder si hace bien su trabajo. Su periodo de gobierno se extiende indefinidamente si el pueblo lo respalda con elecciones populares o con las fuerzas de las armas o mejor aún, con ambas características.

Naturalmente este ha sido el caso de Cuba desde 1959 y hoy parece ser el caso de Venezuela. A largo plazo candidatos para esta nueva forma de gobierno son: Argentina, México, Colombia, Brasil, Paraguay, Bolivia, Ecuador y Centro América. La monarquía temporal y popular, sí es congruente con los valores fundamentales de la cultura Iberoamericana. Ella tiene sus profundas raíces incrustadas en la historia de la región. Por miles de años, antes del siglo XIX, la región fue gobernada por los filósofos reyes de las civilizaciones azteca, maya y andina. Luego esta tradición continúa por trescientos años más bajo el imperio Español. Puede así decirse, que las seudo repúblicas oligárquicas han sido sólo un aberrante paréntesis histórico y que la región esta gradualmente volviendo a sus tradiciones ancestrales. Si las monarquías temporales y populistas tienen éxito, pronto todo el continente habría así vuelto a la senda de un proceso de evolución civilizacional interrumpido a comienzos del siglo XIX.


La división social aguda (unos poquísimos ricos y una inmensa mayoría de pobres) que sufre la región, es producto directo del cáncer de la incongruencia, es decir, la incompatibilidad entre el sistema político-económico aún dominante con el sistema cultural. Las nuevas monarquías temporales y populistas están eliminando dicha incongruencia y volviendo a un sistema político paternalista y autoritario, y también a la economía colectivista, estatista e intervensionista, que por miles de años fue el sistema natural de América Latina. Solo este nuevo sistema monárquico populista podrá ser capaz de recuperar la cohesión social a la que aspiran los pueblos al sur del río grande. Este sistema político sí que es altamente congruente con la historia y los valores fundamentales de la civilización latinoamericana.

La aparentemente imparable ola de democratización neoliberal, celebrada por Fukuyama en los años 90, ha perdido fuerza y ahora en todo el planeta está en un franco proceso de retroceso. Distintas regiones “recientemente democratizadas”, están reaccionando decididamente y eliminando las distorsiones entre cultura y sistema político-económico. Los cacareados “valores universales” proclamados por las elites neoliberales, han resultado ser sólo los valores de una ínfima minora de la humanidad. La cultura noruega sólo encuentra similitudes en los países escandinavos, Holanda, Suiza, parte de Bélgica, parte de Alemania y la civilización anglosajona constituida por el Reino Unido, Estados Unidos, Canadá, Australia y Nueva Zelanda. El resto del planeta, o sea, la inmensa mayoría de la humanidad, sigue culturalmente apegado a formas tradicionales de gobernabilidad. En otras palabras, profundamente identificadas con la idea del filósofo rey. La idea es que el poder debe ser centralizado, personificado, paternalista e idealizado, un líder todo poderoso y sabio es muchísimo mas importante que todas las otras instituciones de una democracia que se ha corrompido, debido a la no compatibilidad entre ésta y el carácter nacional de los pueblos donde ella se ha tratado de aplicar.

En este sentido, es sumamente relevante hacer referencia a un reciente manual de historia publicado en Rusia, para ser usado por los estudiantes de ese país. El manual se titula “Una Historia Moderna de Rusia (1945-2006): Un manual para Profesores de Historia”. El manual pasará a ser usado el próximo año en todas las escuelas de Rusia. Este trabajo ha sido preparado bajo las ordenes del Kremlin y particularmente tiene todo el apoyo del presidente Putin. En varios capítulos este libro destaca el gobierno de Stalin, señalando que a pesar de la inmensa propaganda en su contra, este gobernante aún tiene el 50% de aprobación por parte de los rusos. A este líder se le adjudica un rol fundamental en la gran victoria sobre el nazismo. El manual es sumamente crítico de todos los políticos que destruyeron la Unión Soviética a fines de los años 80. El texto reconoce la enorme represión que Stalin impuso sobre la sociedad en su época, pero la justifica como necesaria debido a la guerra fría impuesta por los Estados Unidos. La altísima concentración de poder en manos del dictador se argumenta que fue lo que el país necesitaba y que la ciudadanía de hecho reclamó y obtuvo este tipo de gobierno. El manual concluye que este autoritarismo fue una condición básica para la sobrevivencia del país. El manual es sumamente crítico de Gorbachev y lo culpa de ser causante del lento desarrollo económico de los años 80. También lo acusa de haber perdido la zona de seguridad en el centro y el este de Europa. Se lamenta que hoy día las bases de la OTAN están a sólo una hora de San Petesburgo. Pero aún más criticada es la gestión de los gobiernos liberales que arruinaron y humillaron al país en la década de los años 90. Se argumenta que los Rusos liberales creyeron en la benevolencia de los anglosajones, pero que estos los trataron como a una sociedad derrotada e intentaron recolonizarla. Los Estados Unidos prosiguieron una política anti rusa tratando de crear satélites en Ukrania, Georgia y los estados del sur de la ex Unión Soviética.

En su parte final, el libro da las pautas para el futuro. El manual recomienda volver a las tradiciones y a la gobernabilidad congruentes con el alma rusa. La idea central es una nueva movilización de los recursos y particularmente la consolidación del poder en manos de un líder todopoderoso. La economía debe ser nacionalizada. Se argumenta que si ella depende del capital extranjero y de los términos impuestos por el mercado mundial, el país no puede defender sus intereses. El último capítulo del manual expone la teoría de Vladislav Surkov, quien es miembro de la academia de ciencias y jefe de los ideólogos del Kremlin. Surkov argumenta que Rusia necesita un sistema político congruente con su carácter nacional. Rusia debe olvidar las normas de conducta impuesta por los anglosajones, ellas son presiones externas inaceptables. El sistema político y económico que Rusia necesita, está predeterminado por su carácter nacional. Este tiene una nostalgia instintiva por la mano justa y poderosa, la centralización del poder, la personificación y la idealización es el motor que dirige la cultura política Rusa. Un líder poderoso y sabio es muchísimo mas importante que otras instituciones, en el hecho es la institución mas importante.

Un sentimiento similar al ruso se extiende por el mundo. El medio oriente,
África y Asia, están reconociendo que sin el apoyo de la base cultural, ningún sistema puede funcionar adecuadamente. La misma idea se hace cada vez más potente también en América Latina. La conclusión de todo esto es obvia, sin respeto a los valores civilizacionales más sagrados, ninguna sociedad puede funcionar adecuadamente (para mayor información sobre el nuevo manual de historia de los rusos, sírvase ver “The Economist”, Noviembre 10, 2007, Pag 67).

1 comentario:

crisma dijo...

concuerdo con su analisis en función de la congruencia como factor escencial para el desarrollo armonico de los paises, sin embargo, al volcarme hacia chile, esta congruencia se me transforma en una maza amorfa sin valores ni cultura definida, es decir, no veo por ninguna parte las ansias de tener un lider fuerte y paternalista, o un lider democratico, o algo asi, y se lo digo por que en este pais nadie quiere defender los derechos de nadie solo los que nos convienen, y cuando alguien contesta de manera publica a las aberrancias que se estan cometiendo en este país es considerado practicamente un loco, efectivamente, la congruencia es lo que yo quiero, ¿pero como?, si cada vez que intento tratar de construir un chile mejor, hay detras mil destruyendolo, existe mucha gente que en nuestro país quiere aportar para la construcción de esta congruencia entre cultura y país pero lamentablemente, no existen los medios para hacerlo....