EL ENGAÑO LIBERAL Y EL SUBDESARROLLO CHILENO
F. Duque Ph.D.
Profesor titular Ciencias Políticas
Universidad de Los Lagos
Octubre de 2006
Hace un par de años en abril de 2004, me tocó participar en un seminario internacional sobre desarrollo latinoamericano en la universidad de Louisiana. A mi me tocó presentar un trabajo de investigación recientemente terminado sobre el desarrollo chileno. En ese trabajo se hace una periodización del desarrollo chileno que incluye siete etapas bastante diferenciadas.
La primera etapa comprende los años 1810 a 1829 y el desarrollo per cápita anual promedio fue negativo. En este período, chile perdió gran parte de su capacidad productiva y esto debido a las guerras de independencia primero, y luego, al caos, guerras civiles y anarquía que dominaron casi toda la segunda década de nuestra vida independiente.
La segunda etapa va de 1830 a 1860, en parte, gracias al liderazgo de Portales y Rengifo la economía se recuperó del abismo al que había caído a finales de los años 20 del siglo XIX. Para 1833, ya se había recuperado la capacidad productiva perdida con la anarquía. Entre 1834 y 1860 la economía creció aceleradamente convirtiendo este período en la época de oro del desarrollo económico chileno. El desarrollo anual per cápita de estos 30 años dorados fue de alrededor de un 9% por año.
Un tercer período va de 1861 a 1874 y el crecimiento anual per cápita fue de alrededor de un 7% por año. Todavía aquí dominaba el modelo estatista-intervencionista portaliano.
Un cuarto período va de 1875 a 1894y el crecimiento promedio per cápita fue de un 4% anual. Este es un período de transición importante, caracterizado principalmente por la penetración de la ideología liberal. El quinto período se extiende entre 1894 y 1938. En esta etapa, los liberales dominan el sistema político. La economía sufrió un largísimo período de estancamiento, donde el crecimiento per cápita promedio fue prácticamente negativo. Aquí Chile sufrió con todo rigor la fuerza destructiva de no menos de 4 grandes crisis globales, siendo la más destructiva la de 1929. Durante todo este periodo hubieron grandes caídas en el ingreso seguidas de grandes recuperaciones para volver a caer una vez más.
El sexto período se extiende entre 1938 y 1973. Aquí la economía volvió a crecer sostenidamente, pero a un paso mucho más lento que durante el siglo XIX. El crecimiento anual promedio per cápita fue de solo un 3% por año. Finalmente tenemos el período 1974 – 2002 donde la velocidad del crecimiento real, una vez más, prácticamente se paraliza ya que el crecimiento anual per cápita promedio fue de sólo 0.5%. Debido a dos gigantescas crisis (1974 – 1976 y 1982 – 1984) recién en 1994 se obtuvo el ingreso per cápita promedio que se había tenido en 1972. (US $ 3500 en dólares de 1994) Se creció aceleradamente entre 1994 y 1997 año en que se alcanzan los 5600 dólares per cápita. Pero debido a la crisis asiática de 1998 se vuelve a caer a 4000 dólares en 2002.
En este séptimo periodo, el crecimiento chileno fue muy similar al período de 1894 – 1939. Esto quiere decir que la economía bajó y subió como en una montaña rusa. Cayó tres veces a abismos productivos de los cuales logró salir dificultosamente. Pero en general estos dos períodos fueron caracterizados por un crónico estancamiento en la larga caminata hacia el progreso. Ambas etapas, 1894 – 1938 y 1974 – 2002 pueden considerarse como etapas perdidas para el desarrollo económico chileno.
¿Que explicación puede darse para este tan complejo fenómeno? Tal vez sea una coincidencia, pero las tres etapas peores (1818 – 1829; 1894 – 1939; 1973 – 2002) han sido etapas liberales. Es decir, se entregó el desarrollo al sector privado (se adoptó la economía de mercado). Se redujo drásticamente el rol del Estado como promotor y regulador del proceso de desarrollo. Se privatizan las empresas estatales y se eliminan las barreras aduaneras, desmantelando así todo el sistema proteccionista de la industria nacional. De esta manera, el sector privado chileno se constituye en el único motor del desarrollo nacional.
Por el contrario, en los periodos en que si se produjo el desarrollo sustentable y sostenido (sin catastróficas crisis) fueron los dos períodos intervencionistas en la historia económica del país. Primero la república portaliana (1830 – 1891) y luego la república social demócrata o Estado de bienestar (1939 – 1973). Aquí la economía funcionó con dos poderosos motores. El sistema de empresas estatales-industriales y el enorme aparato regulador del Estado por un lado, y por otro, el sector privado chileno debidamente protegido por un sofisticado sistema proteccionista. En ambos períodos la economía fue dirigida por líderes pragmáticos que se preocuparon de alcanzar un crecimiento balanceado, basándose en la industrialización, la economía mixta y la proteccion de los sectores más débiles de la población.
Curiosamente, en una reciente investigación de la London School Economics and Political science, se llega a las mismas conclusiones. Es decir, un sistema de economía mixto altamente diversificado, fuertemente inclinado hacia la industrialización, inteligentemente proteccionista (se abre a la tecnología extranjera pero rechaza las inversiones extranjeras en materias primas y defiende su industria) parecen ser la clave del éxito de casi todos los países que se han logrado desarrollar después de la segunda guerra mundial o que han avanzado significativamente hasta el desarrollo
En efecto, se indica que los países que desobedecieron el consenso de Washington y tiraron a la basura el dogma neoliberal son los países que hoy están desarrollados. Todos ellos han alcanzado altísimas tasas de crecimiento. Japón alcanzó un promedio de 8% entre 1950 y 1980, Taiwán alcanza un promedio de 8,6% entre 1960 y 1995; Hong Kong 7.7% entre 1960 y 1995; Malasia 6,9% entre 1960 y 1995; Singapur 8,4% entre 1960 y 1995; Corea del Sur 8,19% entre 1960 y 1995; Tailandia 7,5% entre 1960 y 1995; China 9% entre 1980 y 2006; India 6% entre 1980 y 2006. Todos ellos han mantenido políticas económicas e industriales que los colocarían como los grandes fracasados de acuerdo al criterio neoliberal. No obstante estos países, algunos de los peores alumnos del neoliberalismo, han obtenido las más altas calificaciones en el proceso de desarrollo. Otros que han tirado a la basura el dogma neoliberal tales como Rusia, Argentina y Venezuela también han alcanzado altas tasas de crecimiento per cápita en los últimos 4 años.
No obstante, con respecto a los buenos y obedientes alumnos del consenso de Washington , particularmente Latinoamérica, se dice textualmente: “sin embargo, desde que la mayoría de los países Latinoamericanos rompieran con su modelo de sustitución de importaciones (modelo cepalino) y empezaron a enfatizar las privatizaciones, la desregulación, el comercio internacional, la liberalización financiera, y la desregulación de los mercados de trabajo; el crecimiento de todos ellos se redujo a una fracción del crecimiento que había tenido en los ‘malos años’ de la era de sustitución de importaciones e industrialización” (ver: Robert H. Wade “Questions of fairness: in search of a just international economic order” Foreign affairs September – October 2006 pp. 136 – 143; ver también el reciente libro de este autor titulado: “Governing the market”)
De todo esto se puede concluir que el dogmatismo liberal ha engañado al mundo. La evidencia empírica señala claramente que los países con economía mixta, un robusto intervencionismo estatal y un proteccionismo inteligente han crecido muchísimo más rápido que aquellos países que han seguido el dogma liberal. Es de esperar que Chile aprenda esta lección antes que sea demasiado tarde.
F. Duque Ph.D.
Profesor titular Ciencias Políticas
Universidad de Los Lagos
Octubre de 2006
Hace un par de años en abril de 2004, me tocó participar en un seminario internacional sobre desarrollo latinoamericano en la universidad de Louisiana. A mi me tocó presentar un trabajo de investigación recientemente terminado sobre el desarrollo chileno. En ese trabajo se hace una periodización del desarrollo chileno que incluye siete etapas bastante diferenciadas.
La primera etapa comprende los años 1810 a 1829 y el desarrollo per cápita anual promedio fue negativo. En este período, chile perdió gran parte de su capacidad productiva y esto debido a las guerras de independencia primero, y luego, al caos, guerras civiles y anarquía que dominaron casi toda la segunda década de nuestra vida independiente.
La segunda etapa va de 1830 a 1860, en parte, gracias al liderazgo de Portales y Rengifo la economía se recuperó del abismo al que había caído a finales de los años 20 del siglo XIX. Para 1833, ya se había recuperado la capacidad productiva perdida con la anarquía. Entre 1834 y 1860 la economía creció aceleradamente convirtiendo este período en la época de oro del desarrollo económico chileno. El desarrollo anual per cápita de estos 30 años dorados fue de alrededor de un 9% por año.
Un tercer período va de 1861 a 1874 y el crecimiento anual per cápita fue de alrededor de un 7% por año. Todavía aquí dominaba el modelo estatista-intervencionista portaliano.
Un cuarto período va de 1875 a 1894y el crecimiento promedio per cápita fue de un 4% anual. Este es un período de transición importante, caracterizado principalmente por la penetración de la ideología liberal. El quinto período se extiende entre 1894 y 1938. En esta etapa, los liberales dominan el sistema político. La economía sufrió un largísimo período de estancamiento, donde el crecimiento per cápita promedio fue prácticamente negativo. Aquí Chile sufrió con todo rigor la fuerza destructiva de no menos de 4 grandes crisis globales, siendo la más destructiva la de 1929. Durante todo este periodo hubieron grandes caídas en el ingreso seguidas de grandes recuperaciones para volver a caer una vez más.
El sexto período se extiende entre 1938 y 1973. Aquí la economía volvió a crecer sostenidamente, pero a un paso mucho más lento que durante el siglo XIX. El crecimiento anual promedio per cápita fue de solo un 3% por año. Finalmente tenemos el período 1974 – 2002 donde la velocidad del crecimiento real, una vez más, prácticamente se paraliza ya que el crecimiento anual per cápita promedio fue de sólo 0.5%. Debido a dos gigantescas crisis (1974 – 1976 y 1982 – 1984) recién en 1994 se obtuvo el ingreso per cápita promedio que se había tenido en 1972. (US $ 3500 en dólares de 1994) Se creció aceleradamente entre 1994 y 1997 año en que se alcanzan los 5600 dólares per cápita. Pero debido a la crisis asiática de 1998 se vuelve a caer a 4000 dólares en 2002.
En este séptimo periodo, el crecimiento chileno fue muy similar al período de 1894 – 1939. Esto quiere decir que la economía bajó y subió como en una montaña rusa. Cayó tres veces a abismos productivos de los cuales logró salir dificultosamente. Pero en general estos dos períodos fueron caracterizados por un crónico estancamiento en la larga caminata hacia el progreso. Ambas etapas, 1894 – 1938 y 1974 – 2002 pueden considerarse como etapas perdidas para el desarrollo económico chileno.
¿Que explicación puede darse para este tan complejo fenómeno? Tal vez sea una coincidencia, pero las tres etapas peores (1818 – 1829; 1894 – 1939; 1973 – 2002) han sido etapas liberales. Es decir, se entregó el desarrollo al sector privado (se adoptó la economía de mercado). Se redujo drásticamente el rol del Estado como promotor y regulador del proceso de desarrollo. Se privatizan las empresas estatales y se eliminan las barreras aduaneras, desmantelando así todo el sistema proteccionista de la industria nacional. De esta manera, el sector privado chileno se constituye en el único motor del desarrollo nacional.
Por el contrario, en los periodos en que si se produjo el desarrollo sustentable y sostenido (sin catastróficas crisis) fueron los dos períodos intervencionistas en la historia económica del país. Primero la república portaliana (1830 – 1891) y luego la república social demócrata o Estado de bienestar (1939 – 1973). Aquí la economía funcionó con dos poderosos motores. El sistema de empresas estatales-industriales y el enorme aparato regulador del Estado por un lado, y por otro, el sector privado chileno debidamente protegido por un sofisticado sistema proteccionista. En ambos períodos la economía fue dirigida por líderes pragmáticos que se preocuparon de alcanzar un crecimiento balanceado, basándose en la industrialización, la economía mixta y la proteccion de los sectores más débiles de la población.
Curiosamente, en una reciente investigación de la London School Economics and Political science, se llega a las mismas conclusiones. Es decir, un sistema de economía mixto altamente diversificado, fuertemente inclinado hacia la industrialización, inteligentemente proteccionista (se abre a la tecnología extranjera pero rechaza las inversiones extranjeras en materias primas y defiende su industria) parecen ser la clave del éxito de casi todos los países que se han logrado desarrollar después de la segunda guerra mundial o que han avanzado significativamente hasta el desarrollo
En efecto, se indica que los países que desobedecieron el consenso de Washington y tiraron a la basura el dogma neoliberal son los países que hoy están desarrollados. Todos ellos han alcanzado altísimas tasas de crecimiento. Japón alcanzó un promedio de 8% entre 1950 y 1980, Taiwán alcanza un promedio de 8,6% entre 1960 y 1995; Hong Kong 7.7% entre 1960 y 1995; Malasia 6,9% entre 1960 y 1995; Singapur 8,4% entre 1960 y 1995; Corea del Sur 8,19% entre 1960 y 1995; Tailandia 7,5% entre 1960 y 1995; China 9% entre 1980 y 2006; India 6% entre 1980 y 2006. Todos ellos han mantenido políticas económicas e industriales que los colocarían como los grandes fracasados de acuerdo al criterio neoliberal. No obstante estos países, algunos de los peores alumnos del neoliberalismo, han obtenido las más altas calificaciones en el proceso de desarrollo. Otros que han tirado a la basura el dogma neoliberal tales como Rusia, Argentina y Venezuela también han alcanzado altas tasas de crecimiento per cápita en los últimos 4 años.
No obstante, con respecto a los buenos y obedientes alumnos del consenso de Washington , particularmente Latinoamérica, se dice textualmente: “sin embargo, desde que la mayoría de los países Latinoamericanos rompieran con su modelo de sustitución de importaciones (modelo cepalino) y empezaron a enfatizar las privatizaciones, la desregulación, el comercio internacional, la liberalización financiera, y la desregulación de los mercados de trabajo; el crecimiento de todos ellos se redujo a una fracción del crecimiento que había tenido en los ‘malos años’ de la era de sustitución de importaciones e industrialización” (ver: Robert H. Wade “Questions of fairness: in search of a just international economic order” Foreign affairs September – October 2006 pp. 136 – 143; ver también el reciente libro de este autor titulado: “Governing the market”)
De todo esto se puede concluir que el dogmatismo liberal ha engañado al mundo. La evidencia empírica señala claramente que los países con economía mixta, un robusto intervencionismo estatal y un proteccionismo inteligente han crecido muchísimo más rápido que aquellos países que han seguido el dogma liberal. Es de esperar que Chile aprenda esta lección antes que sea demasiado tarde.
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